Alaró: un idilio rural con encanto
El pequeño pueblo de Alaró tiene apenas 5.600 habitantes, está situado en la sierra de Tramontana y es verdaderamente acogedor. En su día estuvo muy por delante de su tiempo, ya que fue la primera localidad mallorquina en tener electricidad. En 1901 ya disponía de suministro eléctrico.
La plaza mayor es el corazón del pueblo. En la Plaça de la Vila encontramos el ayuntamiento, bares, restaurantes y la panadería Ca Na Juanita, famosa por las típicas ensaimadas mallorquinas. Y como no podía ser menos en una plaza mayor, los sábados es el día de mercadillo municipal y los comerciantes ofrecen sus productos frescos del terreno.
Inmobiliaria Mallorca – Alaró
Desde el barroco hasta la época moderna
Si después de comprar, te apetece escapar del bullicio durante unos minutos, puedes sumergirte en el estilo barroco de la iglesia de Sant Bertomeu, que está justo en la plaza del mercado. Todos los sábados antes del mediodía se puede escuchar gratuitamente un concierto de música de órgano durante media hora. Este valioso instrumento es de 1758 y en 2006 fue restaurado con mucho mimo por el fabricante de órganos alemán Gerhard Grenzing. Y Alaró también ofrece arte contemporáneo. En el Casal Son Tugores, la casa de la cultura municipal, se pueden ver exposiciones de arte. La entrada también es gratuita.
Muy cerca del cielo
Aunque la atracción estrella del pueblo es el Castell d’Alaró. Los restos de la antigua castillo se erigen majestuosamente en el Puig d’Alaró, una de las montañas gemelas de la localidad, a 825 metros sobre el nivel del mar. Los lugareños le han puesto un mote cariñoso a estas colinas con una forma tan singular. Los mallorquines llaman «muelas» a estas montañas situadas una frente a la otra. Y la verdad es que tienen esa pinta.
Cordero y vino del terreno
Desde el centro urbano hasta el castillo hay una caminata cuesta arriba de 2,5 horas aproximadamente. Es un trayecto muy empinado. Por suerte, a mitad de camino se encuentra la antigua granja de montaña Es Verger, un establecimiento que invita a hacer una parada. El cordero al horno es una especialidad legendaria de este restaurante tradicional. Se puede acompañar con un vino del terreno en una mesa de estilo rústico. Aquellos que tienen una naturaleza menos deportiva pueden ir en coche hasta el restaurante y completar el resto del ascenso en el autobús de San Fernando: un ratito a pie y otro andando. Al castillo no se puede ir en coche.
Una primera vista panorámica
En cualquier caso, vale la pena el esfuerzo. Las vistas son impresionantes y especialmente bonitas en enero y febrero con los almendros en flor. Las vistas se extienden por el interior de la isla hasta la bahía de Palma. Una vista panorámica como esta es ideal para aquellos que sueñan con tener una propiedad inmobiliaria en Mallorca y quieren buscar un lugar adecuado para una vivienda o chalet.