Bunyola, un pueblo con muchos atractivos
Dos calles principales, algunas tiendas y una plaza de la iglesia con la iglesia parroquial de Sant Mateu: así es, en esencia, el pueblo de Bunyola. Sus habitantes disfrutan de la tranquilidad de un pueblo y, al mismo tiempo, están a solo 20 kilómetros de Palma, la capital de Mallorca. En Bunyola también hay una pequeña estación de tren. Allí lleva parando el «Rayo Rojo», el famoso e histórico tranvía de Mallorca, desde principios del siglo XX. Recorre incansablemente el trayecto desde Palma hasta Sóller y, lógicamente, viceversa. En Bunyola te puedes subir estupendamente e irte de excursión hacia el sur o el norte.
Inmobiliaria Mallorca – Bunyola
Un trayecto en tren divertido
Durante un recorrido así se aprecian otras vistas del paisaje mallorquín. La locomotora y sus vagones tiene que hacer frente a varias pendientes de la sierra de Tramuntana. Entre traqueteos y chirridos se va abriendo paso por las impresioantes y audaces curvas. En resumen, de vez en cuando los asientos del tren se ven afectados por vaivenes y sacudidas. Es un trayecto especialmente divertido para los niños.
Aunque en el termino municipal de Bunyola también nos esperan varios lugares de interés. La atracción estrella son los jardines árabes d’Alfàbia. El segundo lugar lo ocupa la finca de La Raixa, un lugar ideal para empaparse de la historia de Mallorca. Los espíritus más curisos pueden explorar ambos lugares en un día. Aunque a decir verdad es un poco rápido… Si se visitan de una forma más ociosa estos parajes especiales resultan más intensos.
Un lugar mágico
Los jardines de Alfàbia son uno de los parques más hermosos de la isla. Un lugar para olvidarse del tiempo. Este jardín, donde todo reverdece con un verde muy intenso, fue plantado originalmente por los moros en el siglo XII y más tarde pasó a manos de una familia noble. Se mire por donde se mire, aquí todo murmura, brota, borbotea,mana y fluye. Riachuelos y fuentes de agua que salpican alegramente: el juego con el agua (algo típico en los jardines árabes) no es solo una atracción visual, sino que también servía, lógicamente, tanto entonces como ahora para regar. El lugar se eligió a conciencia. La fuente que brota permanentemente desde las montañas de la Tramuntana abastecía y abastece de agua revitalizante. Un auténtico tesoro en una isla soleada como Mallorca.
Un oasis perenne
El «oasis perenne» en el que todo florece, crece y prospera. Los nenúfares brillan en los estanques. Las rosas proyectan sus capullos hacia el cielo. La hiedra se propaga por los muros de piedra. Las plantas trepadoras abrazan los árboles. Y en medio de todo ello, ahí sigue en pie la casa señorial de Alfàbia que fue construida entre los siglos XIV y XV. Y dan ganas de recorrerla. Este lugar permite hacernos una idea de cómo vivía la nobleza mallorquina. Las paredes del piso noble están revestidas de damasco de seda fina o paneles de madera y las habitaciones están decoradas con cuadros y esculturas.
La Raixa y el Renacimiento
A pocos kilómetros de distancia yace la finca de La Raixa, con su logia de estilo renacentista italiano. La propiedad es tan impresionante que la presentadora alemana Jil Sander barajó la posibilidad de comprarla. Aunque a los mallorquines no les pareció una buena idea. Por eso, el gobierno local y autonómico compraron la propiedad y la restauraron.
Actualmente el impresionante edificio alberga una exposición con información sobre la Serra de Tramuntana, que fue declarada patromino de la humanidad por la Unesco en el 2011. Y si estás aquí no puedes dejar de dar un paseo por los jardines, cada uno con una decoración diferente, echarle un vistazo al enorme aljibe (típico en fincas de esta envergadura en Mallorca) y visitar los pabellones.